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Avivamiento Eucarístico y Sinodalidad, Juntos

¿Eres fan de los Cubs? ¿Sigues a los White Sox? Si tienes alguna raíz en la región metropolitana de Chicago, instintivamente comprenderás que debes inclinarte por uno u otro. Elegir uno de estos equipos es una práctica habitual, ¡no es posible seguir a ambos!

Durante estos dos últimos años, en todo nuestro país y en el seno de la Iglesia Católica, parece haberse aplicado ese mismo principio al Avivamiento Eucarístico Nacional y al Sínodo sobre la Sinodalidad. Como saben, el Avivamiento Eucarístico es una iniciativa de tres años de duración que lleva adelante la Iglesia para promover una relación viva con Jesucristo en la Sagrada Eucaristía. El Sínodo sobre la Sinodalidad es una iniciativa internacional de varios años durante los cuales los católicos dan a conocer sus opiniones y se escuchan atentamente entre sí —para que, como Iglesia, podamos discernir juntos hacia dónde nos guía el Espíritu Santo.

Extrañamente, muchas personas parecen tomar partido; están a favor de uno, pero no del otro.

La semana anterior a Acción de Gracias, me reuní con más de 250 obispos en Baltimore durante una semana de encuentros organizados por la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. Comenzamos las reuniones con oración, adoración, bendición y misas. El primer discurso ante la asamblea estuvo a cargo del Cardenal Christophe Pierre, nuncio papal. En lo que se refiere al Avivamiento Eucarístico y al Sínodo, nos propuso alejarnos de un enfoque de “uno u otro” y, en su lugar, abrazar y promover ambos. Las conexiones especiales entre el Avivamiento Eucarístico y el Sínodo prevalecieron a lo largo de nuestra semana de encuentros.

En un momento dado, el Cardenal Pierre hizo una hermosa reflexión sobre la historia del camino a Emaús que se menciona en el Evangelio según San Lucas (24:13–35). A lo largo de su viaje, los discípulos debatieron sus puntos de vista teológicos mientras Jesús los escuchaba. “La escucha corresponde al estilo humilde de Dios,” dijo el cardenal, citando al Papa Francisco. “Dios ama al hombre: por eso le dirige la Palabra, por eso ‘inclina el oído’ para escucharlo.”

Como ven, la escucha es esencial para una Iglesia sinodal, porque es una dimensión del amor. En este fragmento sobre el camino a Emaús, Jesús acompaña, escucha y discierne con sus discípulos. Entonces, sus corazones ardieron porque reconocieron su verdadera presencia en la Eucaristía. Tras este encuentro eucarístico, regresan con los demás discípulos y proclaman que Jesús está vivo y — con celo misionero — se comprometen a compartir a Cristo resucitado con el mundo.

El Cardenal Pierre concluyó su presentación con estas conmovedoras reflexiones: Nuestro pueblo necesita que seamos aventureros para el Señor. Necesita que estemos unidos unos con otros. Necesita ver cómo nuestra diversidad armonizada refleja la belleza de la Iglesia y de la fe católica. Necesita que se le recuerde que la salvación no proviene de una idea u otra, sino de un encuentro compartido con la persona viva de Jesús, que es amor.

La mayoría de nosotros está de acuerdo en que somos una Iglesia más fuerte cuando escuchamos y mantenemos la Eucaristía como nuestra fuente y cumbre. Busquemos formas de permanecer unidos entre nosotros y con Cristo.

Desde el principio, anuncié que la Diócesis de Joliet iba a participar tanto en el Avivamiento Eucarístico Nacional como en el Sínodo sobre la Sinodalidad. Al participar en numerosas procesiones eucarísticas y asistir a muchas charlas sobre la Eucaristía, me siento orgulloso de la firmeza con la que nuestro clero y nuestros feligreses han promovido y abrazado este Reavivamiento Eucarístico. Espero participar en nuestras continuas celebraciones de la Eucaristía en la Diócesis de Joliet y asistiré con alegría al Congreso Eucarístico que se llevará a cabo en Indianapolis, en julio de 2024. Ese acontecimiento nos lanzará a la siguiente fase del avivamiento, llevando con entusiasmo al Señor Eucarístico al mundo y poniendo en práctica nuestra fe como discípulos misioneros.

Al mismo tiempo, también estoy orgulloso de la manera en que hemos participado en el Sínodo sobre la Sinodalidad. Durante más de seis meses, los grupos se reunieron en todos los decanatos de nuestra diócesis para escucharse atentamente unos a otros. Los temas de estas sesiones de escucha se recabaron y recopilaron en un informe que fue enviado a Roma. La primera mitad del Sínodo concluyó en el Vaticano el pasado mes de octubre. Con fe y esperanza, esperamos los próximos pasos para la segunda quincena del próximo mes de octubre.

Como seguidor del béisbol, soy ferozmente leal a mi equipo, mientras cortésmente ignoro al otro. Afortunadamente, eso no es lo que hace nuestra Iglesia cuando se trata del Reavivamiento Eucarístico Nacional y del Sínodo sobre la Sinodalidad. Como ustedes, amo tanto a Jesús —especialmente en la Eucaristía — y al mismo tiempo — por Él, con Él y en Él — ¡deseo una Iglesia a la escucha que nos llame a estar en misión! Con fe y confianza en Dios, espero seguir caminando con ustedes en este viaje en el que todo está conectado.